A veces, emprender no empieza con un plan perfecto, sino con una chispa: una herramienta nueva, una idea en común, la necesidad de crear algo propio. Así nació The MGC Street, un proyecto impulsado por Ceci y Gabo, quienes decidieron unir su amor por la tecnología con el deseo de emprender.
Todo comenzó este año, cuando empezaron a diseñar y producir cortantes para repostería. El objetivo era claro: ofrecer diseños únicos, funcionales y personalizados que se destacaran en un mercado cada vez más competitivo.
La impresión 3D se volvió el centro del proyecto, y con el correr de los meses, The MGC Street fue ampliando su propuesta: hoy ofrecen desde piezas decorativas hasta productos funcionales y creativos a pedido. Cada diseño es una oportunidad para experimentar, aprender y dar forma a ideas que, hasta hace poco, parecían imposibles.
“Nos encanta que cada cliente nos proponga un desafío distinto. A veces nos piden cosas que nunca hicimos, y ahí es donde más disfrutamos: investigando, probando, encontrando la forma de hacerlo realidad”.
Emprender en pareja también es parte de la magia. “Lo mejor es que compartimos la misma energía. Nos potenciamos”, cuentan. En su taller hogareño, entre filamentos de colores, computadoras y mates compartidos, cada creación lleva algo de los dos: pasión, paciencia y mucho entusiasmo.
The MGC Street no es solo un emprendimiento de impresión 3D. Es un espacio de innovación, juego y conexión con quienes valoran lo hecho a medida, con dedicación. Y sobre todo, es una prueba de que con ganas, tecnología y buen equipo, las ideas pueden —literalmente— tomar forma.


