La historia de Loren Indumentaria, el proyecto que creció entre ferias, pandemias y un gran salto digital.
Lorena es diseñadora gráfica y emprendedora. Detrás de Loren Indumentaria —una marca de ropa femenina con identidad propia— hay una historia de pasión, constancia y decisiones valientes.

Todo empezó en 2016, mientras cursaba la carrera de Diseño Gráfico. Como muchos otros emprendedores, buscaba un ingreso extra. Las ferias y showrooms estaban en auge, y recién empezaban a aparecer los primeros perfiles de ropa en Instagram. Así fue como, con algo de mercadería y muchas ganas, Lorena empezó a vender entre amigos, familiares y en ferias de Caballito los fines de semana.

En 2018 se recibió. Pero lejos de cerrar esa etapa, el proyecto siguió latiendo con fuerza. “Había algo en mí que quería seguir y seguir. Me di cuenta de que era algo que me gustaba y apasionaba. Ser mi propia jefa, administrar mis horarios, el trato con clientas… la ropa, la moda, las fotos (hoy en día soy mi propia modelo)”.
Con la pandemia en 2020 llegaron las dudas. Se terminaron las ferias, la compra de mercadería pasó a ser virtual, y los envíos por moto se convirtieron en el nuevo canal. “Fue una época complicada para el emprendimiento”, cuenta.
Pero el verdadero salto llegó en 2024. Lorena sintió que era momento de tomar una decisión: avanzar o dejar. Así nació la tienda online. “No sé por qué lo postergué tanto tiempo. Seguramente por miedos. La armé sola y la abrí en septiembre del 2024. Fue un salto muy importante para la marca”.
La tienda no solo facilitó el proceso de compra para sus clientas —con precios, cuotas y envíos visibles—, también le permitió crecer como nunca antes. Loren Indumentaria hoy llega a todo el país y avanza paso a paso con bases sólidas.
“Si digo que es fácil emprender, estaría mintiendo”, dice. “Tuve la suerte de contar con mucho apoyo de mi familia. Sin eso no hubiera podido aguantar tantos años. No fue algo que creció de un día para el otro. Son años de mucho esfuerzo y frustraciones. Pero tampoco es imposible. Lo bueno es que no tiene techo. Con ganas, dedicación y sobre todo paciencia, se puede”.



