EmprendeTribu: cuando la amistad, la experiencia y el propósito se encuentran

A veces los grandes proyectos no empiezan con una idea clara, sino con una conexión genuina. Así fue el encuentro entre Sol y Carolina, fundadoras de EmprendeTribu, un espacio pensado para acompañar, inspirar y potenciar a mujeres emprendedoras. Se conocieron hace varios años, cuando Sol trabajaba gestionando redes sociales y Caro lideraba dos emprendimientos. Intentaron trabajar juntas más de una vez, pero los tiempos no coincidían. La colaboración se hizo esperar, pero cuando finalmente sucedió, todo fluyó.

“Desde el primer momento hubo una sinergia muy especial. Nos entendíamos, nos potenciábamos y compartíamos valores parecidos”, cuentan. Aunque durante un tiempo siguieron caminos diferentes, el deseo de crear algo juntas siempre estuvo presente. Y finalmente, en diciembre de 2023, se animaron a decirse que sí. Así nació EmprendeTribu.

El proyecto tiene una base emocional muy fuerte, pero también una estructura estratégica. Caro tiene un talento natural para conectar con el mundo emprendedor desde la empatía, el acompañamiento y la escucha. Sol, por su parte, aporta una mirada creativa, estética y comunicacional que eleva cada propuesta. “Siempre fue ese complemento perfecto”, dicen sobre ella. La dinámica entre ambas es clave: se equilibran, se impulsan, se entienden sin demasiadas palabras.

Trabajar en dupla, aseguran, es una de sus mayores fortalezas. “Somos muy distintas, pero nos complementamos increíble. Sol tiene una sensibilidad especial para detectar lo que un emprendimiento necesita comunicar. Y Caro tiene una energía de acción que inspira, conecta y no se frena ante un no”, explican con entusiasmo.

Cuando se les pregunta qué las motivó a crear una comunidad, no dudan. Lo tenían claro desde el principio: potenciar a otras mujeres emprendedoras significa compartir con generosidad y compromiso todo lo que aprendieron en su camino. “Queríamos que todo ese conocimiento —los errores, los aciertos, las herramientas reales— no se quedara solo en nosotras. Que sirviera para transformar otras historias”, explican con convicción.

Esa vocación se nota en cada paso del proyecto. Acompañan con empatía, pero también con claridad. Saben que detrás de cada emprendimiento hay decisiones importantes, emociones en juego y mucho esfuerzo. “Nos emociona ver cómo una persona se anima, toma decisiones, crece. Eso es lo que nos mueve”, confiesan.

Al recordar los primeros meses de EmprendeTribu, coinciden en que lo más desafiante fue accionar. Dar ese primer paso, vencer la duda y ponerse en marcha fue tan difícil como necesario. Como todo emprendimiento, el suyo nació con incertidumbre, pero también con determinación. “El movimiento genera movimiento. Y cuando hay constancia, las cosas llegan. Aunque sea un paso chiquito, lo importante es empezar”, aseguran.

Hoy, la comunidad que construyeron es diversa y enriquecedora. Hay mujeres que recién están comenzando, y otras que ya tienen un recorrido, pero buscan reconectar con su propósito o llevar su negocio a otro nivel. Esa convivencia de momentos distintos del camino genera un efecto inspirador: las que empiezan se animan al ver lo que es posible; las más avanzadas recuerdan por qué comenzaron.

Uno de los pilares más valorados del proyecto son las mentorías personalizadas, un espacio de acompañamiento integral en el que trabajan desde lo más básico —nombre, identidad visual, propósito— hasta temas más estratégicos como canales de venta, redes, organización, alianzas. “No damos fórmulas mágicas. Escuchamos mucho, nos adaptamos al ritmo de cada persona y compartimos lo que sabemos desde la experiencia”, explican.

Cada proceso arranca con una entrevista de diagnóstico, donde conocen al emprendimiento, sus desafíos, su historia. Muchas veces, lo que aparece como la necesidad principal es solo la punta del iceberg. Por eso, la mayoría elige el formato integral, que permite abordar todas las áreas del negocio de forma articulada. A lo largo de las sesiones, se ven verdaderas transformaciones. Emprendedoras que llegan sin rumbo, con muchas ideas pero sin foco, van encontrando estructura, claridad, propósito. “Hemos acompañado a personas que estaban a punto de abandonar, y hoy tienen negocios sólidos, con identidad y clientes reales. Es hermoso ver cómo el proceso funciona”.

Después de estos meses intensos, hay un aprendizaje que repiten como mantra: no quedarse quietas. Para ellas, emprender es estar en movimiento constante: escuchar, crear, ajustar, ofrecer. “Siempre hay algo más para dar, para descubrir, para compartir. Crecer es animarse. A lo nuevo, a lo imperfecto, a lo que da miedo”, dicen.

Si una emprendedora está por dar su primer paso, su consejo es claro: soltar las creencias limitantes y empezar a confiar. “No hace falta tener todo resuelto para arrancar. Lo que necesitás es confiar en tu esencia, en tu idea. Emprender no es fácil, pero cuando dejás de compararte y empezás a verte con amor y coraje, todo cambia. Tu autenticidad es tu mayor diferencial”.

También reconocen que no todo sale como lo planeado. Y lejos de frustrarse, aprendieron a mirar el “lado B”. Cuando algo no funciona, lo revisan, lo reinventan. “A veces, las mejores ideas salen de lo que parecía un error. Lo importante es confiar en el proyecto, observar lo que no está funcionando y aprender. Ahí está el verdadero crecimiento”, afirman.

Hoy, EmprendeTribu no es solo una marca ni una dupla: es una comunidad que se expande, que inspira, que se mueve desde el propósito. Un espacio que demuestra que, cuando la experiencia se combina con el corazón, todo es posible.

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